A sus 75 años ella es un bálsamo de optimismo para el Hogar. Amable, cooperadora, buena amiga y confidente. Le encanta el trabajo que realiza en la portería, llevando un detallado registro de todo aquel que ingresa o sale. Esa labor la desempeña con mucho esmero y paciencia, la misma que tuvo durante años como peluquera, lo que la llevó a ser reconocida como una de las mejores en la ciudad.

“Ese oficio lo disfruté mucho. Pude conversar y conocer a muchísimas personas que amablemente me contaban de sus penas y alegrías. Yo por mi parte trato de disfrutar la vida siempre, saludando a los demás o viendo las cosas de forma positiva”, dice la señora María, quien sigue disfrutando cada día, con una sonrisa a cuestas.