Con su estilo amable y elegante, camina lentamente por los pasillos del Hogar Santísima Trinidad, de calle San Francisco, en Santiago, saludando y conversando con los otros residentes. Doña Inés es una «buena amiga», se preocupa por los demás, pero también deja un espacio para sus recuerdos, alegrías y sueños, entre los cuales «volver a Buenos Aires», ciudad trasandina donde vivió y trabajó en peletería hace más de 30 años, ocupa un lugar especial.
La AMISTAD para doña Inés algo fundamental; de hecho, todavía recibe visitas de algunas amigas, con las cuales comparte anécdotas y recuerdos. «Las amigas y los voluntarios que nos acompañan, nos dan cariño y nos hacen reír… eso es muy lindo», nos dice con una sonrisa.