Taller de Tejido «Las Arañitas del Padre Pío»
Las mismas residentes del Hogar le pusieron el nombre a la agrupación y con el fin de que tuviera más identidad, mandaron hacer un estandarte con el nombre y una arañita bordada. Además, reciben cada cierto tiempo distintas donaciones de voluntarios. “En el sur es muy común trasquilar ovejas, entonces, a veces nos llegan donaciones de mucha lana”, comentan.
Gracias a un taller de manualidades que partió el año 2012 en el Hogar Padre Pío de Fundación Las Rosas, en Valdivia, sus residentes comenzaron a tejer semanalmente. Posterior a esto, en 2014 se incorporó al Hogar la Hermana Julia, quien vio un gran potencial en estas actividades y con su iniciativa, decidieron profesionalizar el taller de tejido, dándole una identidad y nombre. Así fue como nació la agrupación “Las Arañitas del Padre Pío”.
Alejandra Ose, Terapeuta Ocupacional, quien lleva 10 años trabajando en el Hogar de Valdivia, cuenta que las mismas residentes le pusieron el nombre a la agrupación, y con el fin de que tuviera más identidad, mandaron hacer un estandarte con el nombre y una arañita bordada. «Siempre las adultas mayores del Hogar han estado muy interesadas en el tejido y tienen mucho conocimiento al respecto, pues en el sur las actividades como escarmenar lana, tejer, usar el telar, hilar, son parte de la vida y se aprenden desde jóvenes» comenta.
Antes de la pandemia fueron los mejores tiempos de “Las Arañitas del Padre Pío”. Los productos que hacían los vendían dentro y fuera del Hogar, asistían a actividades organizadas por el SENAMA, bazares de Navidad, de la Municipalidad y de Colegios. Cuando no salían, desarrollaban ventas dentro del Hogar para las diferentes celebraciones y conmemoraciones.
Alejandra Ose cuenta que los recursos que ganaban con los productos que tejían, los usaban para comprar más materiales y se les daba un monto en efectivo a cada una. “Si bien es un pasatiempo que les sirve para muchos ámbitos de su salud, también es gratificante para ellas recibir un pago por su trabajo y poder comprarse lo que quieran, como galletas, chocolates, insumos de cuidado personal, etc. Esto termina siendo muy significativo para cada una”.
“Con las residentes siempre nos poníamos de acuerdo y preguntábamos su opinión, como por ejemplo, cuánto consideraban que costaban sus productos, cómo querían dividir el dinero, etc. Un día, en vez de recibir su porcentaje, prefirieron salir a comer. Fuimos todas juntas a un restaurante de comida china con las ganancias del bazar”, dice Alejandra Ose, Terapeuta Ocupacional del Hogar Padre Pío de Valdivia.
Una de las residentes parte de la agrupación es la Señora Elcira Huechucoy. “Mi experiencia en Las Arañitas ha sido muy importante. Para mí el tejido es una compañía y me despeja la mente. Ahora sé tejer mucho más de lo que sabía antes. Sé hacer de todo, calcetines, gorros, faldas y más. Yo soy modista, para mí es un encanto tejer y hacer cosas bonitas para la venta”.
Antes de la pandemia participaban entre 8 y 10 mujeres, que se reunían dos veces a la semana y se llevaban tareas para que pudieran trabajar de forma libre en cualquier momento del día. Con la llegada del Covid-19, dejaron de reunirse porque no estaban permitidas las actividades grupales. Así, muchas residentes pidieron lana para seguir tejiendo por su cuenta; sin embargo, a la gran mayoría este periodo de confinamiento les afectó cognitivamente, motrizmente y emocionalmente, haciéndolas retroceder en sus avances.
Steffi Landskron, Terapeuta Ocupacional del Hogar de Valdivia, cuenta que actualmente han podido retomar las actividades y se reúnen una vez a la semana. Son 6 las «Arañitas» que aún continúan tejiendo. “Generalmente están 2 horas y media en la actividad, y conversan espontáneamente entre ellas, acerca de su historia de vida o de acontecimientos que han ocurrido recientemente. En ocasiones servimos jugo con galletas para acompañar”.
Otra integrante del Club Las Arañitas, es la Señora Margarita Milling. “Cuando yo llegué ya estaba el grupo y me uní a ellas de inmediato para seguir trabajando, hacer más tejidos, bordados y coser algunas cosas. Quería entretenerme, estar más activa, poder compartir con las demás y hacer un grupo. Para mí es muy importante tejer, porque mi cabeza trabaja el tejido y mis manos también. Después yo veo el trabajo terminado y eso es muy satisfactorio”.
“Ellas vienen muy contentas al taller, admiran los tejidos y avances que han tenido las compañeras, ayudándose unas con otras (….) Su rutina se ve enriquecida y ellas mismas dicen que la hora pasa volando cuando están tejiendo. Es muy evidente ese sentimiento de utilidad que les genera elaborar sus trabajos (….) Lo más importante es que es una actividad que no sólo se realiza en el contexto del taller, sino que la hacen de forma autónoma e independiente, los fines de semana, en sus habitaciones y espacios comunes de la residencia”, expresa Steffi Landskron.
A su vez, desde la Terapia Ocupacional el beneficio que les otorgan las actividades de tejido y bordado, es potenciar y conservar las habilidades motoras finas. “Al ser realizadas de forma grupal, fortalecen en mayor medida las habilidades cognitivas, como: atención, memoria, funciones ejecutivas, y de comunicación e interacción. Asimismo, aumentan el sentimiento de autoeficacia y bienestar emocional. Esta actividad las favorecen porque es una ocupación significativa, que está relacionada a su historia de vida e intereses, y que además, pueden compartir con su entorno social” comenta la Terapeuta Ocupacional.
Para poder conseguir los materiales de tejido, “Las Arañitas del Padre Pío” organizaron un club del adulto mayor, con el fin de obtener personalidad jurídica. De esta forma, postularon a fondos concursables y accedieron a diferentes insumos como lana y una máquina de coser. Además, reciben cada cierto tiempo distintas donaciones de voluntarios. “En el sur es muy común trasquilar ovejas, entonces, a veces nos llegan donaciones de mucha lana”, cuenta Alejandra Ose.
Por otro lado, en los últimos 6 meses, se ha estado trabajado principalmente en alianza con la agrupación “Abrigar la Esperanza”, que está asociada a la actividad de tejer. Su función es que distintos grupos puedan confeccionar tejidos para otros y así forman una red de tejedores a nivel nacional.
En Fundación Las Rosas cuidamos a los adultos mayores bajo cinco pilares: Acoger, Alimentar,
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«Dichoso el que cuida del pobre y desvalido; en el día del peligro, el Señor lo librará» Salmo 40
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