Autocuidado en cuidadores de personas mayores
Nos referimos a realizar acciones que ayuden a resguardar tu salud física, mental, espiritual y social. Mantener el equilibrio en esos cuatro grandes ejes.
Las pausas saludables.Tener pequeños paréntesis, de tan sólo cinco minutos, dentro de tu rutina, con actividades que te saquen de tus tareas habituales. Hacer actividad física. Si no tienes tiempo o recursos para ir al gimnasio, hacer actividad física en casa con la ayuda de tutoriales, o simplemente bailar. También tener un pasatiempo como cantar, tejer, pintar. Salir, no quedarnos encerrados en la casa. Distraerse, juntarse con gente, hablar sobre lo que nos pasa con otras personas.
Sí, hay técnicas de relajación que se pueden utilizar. Por ejemplo, la Imaginería. En tan sólo cinco minutos, imaginarse en algún lugar mientras nos relajamos a través de la respiración. Por ejemplo, respirar dos veces profundamente y no más que eso porque uno se marea. Dos respiraciones bien profundas le dicen al organismo ‘no hay peligro afuera’, a diferencia de cuando uno está asustado, porque uno respira cortito. Siempre es recomendable que imaginen el lugar de la naturaleza que más les agrade. A algunas personas las podría relajar mirar el mar, otras se pueden relajar escuchando los pajaritos, otros pensando en un río, otros imaginando el viento en la cara, la lluvia, pero siempre con la naturaleza. Puedes poner música y también puedes mezclar otras técnicas de relajación, como la aromaterapia, utilizando un aroma que te agrade. Existen un montón de cosas que tú puedes aplicar en forma simultánea para lograr un estado de relajación, y que son fáciles de hacer. Para las personas cercanas a la fe, rezar también es muy beneficioso e importante. Asimismo, aprender a auto-observar la tensión corporal. La gente en general te dice ‘me duele el cuello, la espalda, la cabeza, la mandíbula’, pero no han aprendido a observar que estuvieron todo el día así con los músculos tensos o apretados. Sólo tienen conciencia cuando les duele, pero no previo a eso.
Siempre recuerdo lo que dicen en los aviones cuando me ha tocado viajar con mis hijas. Por seguridad nos dicen: ‘Si pasa algo, primero la máscara de oxígeno se la tiene que poner el padre o la madre, y luego ayudar a los demás’. Si yo estoy bien, puedo ayudar a los otros, por eso es importante cuidarse y poner una señal de alerta. La gente que está sola en la casa cuidando a un adulto mayor a veces deja de arreglarse, deja de salir con la familia, deja de comer bien porque cocina solo para el adulto mayor, y se encierra, empieza a caer en un círculo nocivo donde es súper importante sacarlos. Hay gente que piensa que preocuparse de sí mismos es ser egoístas. Pero, en caso de complicaciones durante un vuelo, como el ejemplo que dimos al principio, la única forma para que tus hijos sobrevivan es que tú te pongas la mascarilla porque es el adulto quien tiene que cuidarlos. Tenemos que estar sólidos para poder cuidar. No es egoísta querer salir o comprarse algo, por ejemplo, cuando se gastan la mayoría de los recursos en el cuidado del adulto mayor. Hay gente que logra irse dando cuenta pero no sabe cómo salir. Ahí debemos buscar ayuda. Si no es con familiares, con especialistas. Es importante poder decir: necesito ayuda, necesito apoyo. Superman y la Mujer Maravilla no existen.
Las etapas del duelo son como una herida. Por mucho que quieras evitarlo, la herida, al igual que el duelo, va a seguir un proceso. En algunas personas va a ser rápido, en otras menos rápido, a algunas se les va a infectar, pero todas finalmente cerrarán. Son etapas por las que inevitablemente tenemos que pasar, porque los duelos son parte de la vida. Es doloroso, sí, pero tiene que seguir su curso. Si el cuidador se siente muy afectado se recomienda buscar ayuda profesional. Cada persona tiene su ritmo, es como cuando aprendemos a andar en bicicleta, que es un proceso de aprendizaje que implica caerse, pararse. Y también tiene que ver con nuestra historia de vida. Porque la historia de vida de cada persona va a marcar cómo tú vivas ese duelo. Las características de ese duelo y lo que signifique para cada uno… En general, un duelo normal debería durar 6 meses, aunque también existen los denominados ‘duelos patológicos’. Esto ocurre cuando, por ejemplo, la persona que está en duelo se enoja con algún familiar, no lo va a ver más y no se alcanza a despedir. Muchas personas no pueden soltar ese pensamiento. Por lo mismo es importante no pensar que si vamos al psicólogo o al psiquiatra es porque estamos locos, porque recurrir a estos especialistas es lo mismo que ir a tratarse un resfrío. Puede ser parte de la vida en cualquier momento, a veces podemos necesitarlo, a veces no. No debe existir ningún estigma en la necesidad de atención psicológica profesional.